Movement of the Spirit • Movimiento del espíritu

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By Rev. Doris Garcia Rivera
Interim Executive Director

This sermon was preached on Sunday, May 30, 2021 as part of a Pentecost preaching series through Calvary Baptist Church in Washington, DC. Calvary is a BPFNA Partner Congregation.

I want to thank Revs. Sarratt and Swearingen, and Calvary for this opportunity to share the Word. Receive my greetings from the network of BPFNA-Bautistas por la Paz in Canada, Mexico, Puerto Rico and the United States.

In Jn 3: 8 Jesus tells Nicodemus: “The wind blows wherever it pleases. You hear its sound, but you cannot tell where it comes from or where it is going. So it is with everyone born of the Spirit.” NIV.

We don't see the wind, we feel it. It can flow like a gentle breeze or a hurricane. It moves the waves, the clouds and the rain, mold sculptures in mountains and rocks. It stirs fires, scatters seeds, transports desert dust, but also lifts up birds, insects, airplanes and even humans.

By comparing the children of the Spirit with the wind, Jesus provides a powerful metaphor for you and me. The Spirit moves within the church but also in people outside the church. In all those who promote the gospel of change with the values ​​of the kingdom.

Where do I see the movement of the Spirit? Among women survivors of violence and those who accompany them. Among African American, Asian and Pacific Islander families in mourning, but standing up to demand justice and accountability in policing and judicial and criminal areas. In LGBTQ + groups and in their search for respect and recognition of their full humanity. In those spaces where we find discrimination, belittlement and death – there, the Spirit moves.

The text associates corporeality with spirituality. Nicodemus talks about how to get back into the mother's womb. He remains bound by his own knowledge and experience of a world interpreted in a certain way. Meanwhile Jesus rebuilds the materiality of the body in the form of divine will. Nicodemus’ interpretation is alright within the boundaries of “his” world. But within the boundaries of God’s World, he is lost for he doesn’t understand what Jesus is talking about. 

How do we recognize a reborn person, a person who moves with the Spirit? -> the fruits of the Spirit! That’s the gauge… The will of God cannot be stopped just as bodies moved by longings for agape love, for peace and justice cannot be chained.

I see the Spirit move in those who share a bag of food and in those who struggle to change the policies that keep the poor, poor and the rich, rich. In the pain and longing for justice and peace of the Colombian and Palestinian people. In the affirmation of your ethnicity, in the creativity of young people.

This time has been one of chaos. Murders, media manipulation, hatred of the one who is different, violent movements overwhelm us. In the midst of this chaos, the Spirit bears fruit of love, joy, peace, patience, kindness, goodness, faith, meekness and self-control. 

These fruits are not “nice”. They are the divine filter, the measure that reveals and provokes evil doers and evilness. The one who deceives, kills, corrupts, steals and build us up as enemies, the one who doesn’t believe in the worth of being human. 

The fruit of the Spirit is not a private inner good feeling, it is a concrete public expression of the person who walks (or does not walk) in Christ to achieve the biblical Shalom – that harmony of the human being with themselves, with their community community, with God and with creation... In the Spirit our materiality becomes the energy that moves to bring about a different future. 

The Spirit moves at the rhythm of the embrace that consoles the loss of life due to COVID and in the words that encourage. But that rhythm also welcomes the struggles and demands for decent jobs, fair wages, and accessible health, homes and good education.

The Spirit moves where she wants and how she pleases... she breaks our walls, destroys our discriminating ways, annoys us, pushes us, summons us. She opens spaces for us to live. And for those who do not know us, this Spirit has been called the Baptist Peace Fellowship of North America – BPFNA-Bautistas por la Paz – for 37 years, to open spaces to encounter each other, to equip peacemakers with peace and justice training and strategy and to mobilize those who work for peace - indigenous, black, white and Hispanic.

We were moved to celebrate human resilience with our upcoming 40 days of learning, liturgies, and prayer during this year’s Peace Conference. Starting on July 20, we will provide tools with workshops on pastoral care, emotional health, defense of rights, how to confront racism, how to nurture a culture of peace in childhood and much more. We will complete those 40 days on August 28 with a powerful message from Rev. Douglas Avilesbernal, executive minister of the Evergreen Baptist Association of American Baptist Churches. 

In this time of chaos, the Spirit moves. She lifts us high, gives us strength and encourages us to build another possible world. There is no way to stop the Spirit, as no one can stop those who move on her wings. I invite you to join us. The ruah of the future dreamed of by God is in you. Move!

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Por Rev. Doris Garcia Rivera
directora ejecutiva interina

Este sermón fue predicado el domingo 30 de mayo de 2021 como parte de una serie de predicación de Pentecostés a través de la Iglesia Bautista Calvary en Washington, DC. Calvary es una congregación asociada de BPFNA.

Agradecemos a las Rvdas. Sarratt y Swearingen,  y a Calvary por esta oportunidad de compartir la Palabra. Reciban saludos de la red de Bautistas por la Paz en Canadá, EU, México y PR. 

En Juan 3:8 Jesús le dice a Nicodemo: “El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así también sucede con todos los que nacen del Espíritu.” Al comparar los hijos del Espíritu con el viento, Jesús provee una poderosa metáfora para ti y para mi. 

No vemos el viento, lo sentimos. Fluye como brisa suave o huracán. Mueve las olas, las nubes y la lluvia, modela esculturas en montes y rocas. Agita incendios, dispersa semillas, acoge y levanta aves, insectos, aviones y hasta seres humanos. 

¿Dónde veo el mover del ES? En las mujeres sobrevivientes de violencia y quienes las acompañan. En las familias Afroamericanas, Asiáticas e Isleños del Pacífico en duelo, pero de pie exigiendo justicia y cambios en el área policial, judicial y criminal. En la búsqueda del respeto y el reconocimiento de su humanidad plena de los grupos LGBTQ+. En los gestos pequeños y en los movimientos grandes que honran la vida.

El texto asocia la corporalidad con la espiritualidad. Nicodemo habla de como meterse de nuevo en el vientre de la madre mientras Jesús reconstruye la materialidad del cuerpo en clave de voluntad divina. Nicodemo se mantiene atado por su propio conocimiento y experiencia de un mundo interpretado de cierta manera. La interpretación de Nicodemo está bien dentro de los límites de "su" mundo. Pero dentro de los límites del mundo de Dios, está perdido porque no entiende de qué está hablando Jesús. El querer de Dios no se puede detener – como los cuerpos movidos por anhelos de paz y justicia no se pueden encadenar. 

¿Qué nos muestra una persona renacida? ¿Dónde se mueve el Espíritu? El espíritu está en los que comparten una bolsa de alimentos y en los que luchan por cambiar las políticas que mantienen a los pobres, pobres y a los ricos, ricos. En el dolor y clamor por justicia y paz del pueblo colombiano y del pueblo palestino. En la afirmación de tu etnicidad, en la creatividad de los jóvenes.

Este tiempo ha sido uno de caos. De asesinatos, de manipulación mediática, de odio al diferente, de movimientos violentos. En medio de este caos, el Espíritu nos mueve para producir frutos en el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. 

Estos frutos no son bonitos. Son el filtro divino, la medida que revela, que señala al mal y al malo. Al que engaña, asesina, corrompe, roba, al que nos construye como enemigos. El fruto del Espíritu no es sentimiento privado, es expresión concreta del que camina (o no camina) en Cristo para alcanzar el Shalom bíblico de armonía del ser humano consigo mismo, con su comunidad, con Dios y con la creación… En el Espíritu nuestra materialidad se convierte en la energía que se mueve para producir un futuro diferente.

El Espíritu se mueve el ritmo del abrazo que consuela las pérdidas de vidas por COVID, por el hambre y por la guerra y en la palabra que anima. Pero ese ritmo también acoge las luchas y demandas por trabajos dignos, salario justo, salud, educación y hogares accesibles. 

El Espíritu se mueve donde le da la gana y como le da la gana… rompe nuestros muros, arrasa con nuestro discrimen, nos molesta, nos empuja, nos convoca. Nos abre espacios de vida. Y este Espíritu llamó a los Bautistas por la Paz hace 37 años para abrir espacios de encuentros, de educación y movilización de los que trabajan por la paz.

Por eso este año, celebramos la resiliencia humana con voluntad divina en  40 días de aprendizaje, de liturgias, de oración, de amistad en la Conferencia por la Paz. Empezamos el 20 de julio con talleres en cuidado pastoral, salud emocional, defensa de los derechos, como enfrentar el racismo, como nutrir la cultura de paz en niñez y mucho más hasta el 28 de agosto que cerramos con un poderoso mensaje del Rvdo. Douglas Avilesbernal, ministro ejecutivo de la Asociación Bautista Evergreen, de Iglesias Bautistas Americanas. 

En este tiempo de caos, el Espíritu se mueve. Nos levanta alto, nos da fuerzas, nos da una nueva voluntad para construir otro mundo posible. No hay manera de detener el Espíritu, como no se puede detener los que se mueven en sus alas. Te invito. El ruah del futuro soñado por Dios está en ti. ¡Muévete!

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