Ayotzinapa: A seis años, México ya no es el mismo • Six Years Later, Mexico is No Longer the Same
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by Hortensia Azucena Picos Lee
Spanish Resource Editor, BPFNA-Bautistas por la Paz
September 26, 2020 marked six years since that tragic night in Iguala, Guerrero, Mexico, which shaped the country and shocked the world: the disappearance of the 43 students from the “Raúl Isidro Burgos” Rural Normal School of Ayotzinapa. Six years later, it continues to do the same. It is worth remembering and reflecting on what happened on that tragic night.
According to the investigations of Procuraduría Federal de la República (PGR), the defunct Mexican State agency in charge of investigating and prosecuting federal crimes, which was led that year (2014) by Jesús Murillo Karam, the caravan of students who were heading to Iguala to participate in their traditional march on October 2, was intercepted by municipal police, who handed them over to the criminal group called Guerreros Unidos.
The cartel allegedly mistook the students for members of Los Rojos, a rival criminal group, and is provided as the reason why Guerreros Unidos murdered and burned the students in a garbage dump in Cocula, disposing of their remains into the San Juan River.
This official version of events was called "The Historical Truth" by the government of the former president Enrique Peña Nieto (2012-2018). However, to date this "historical truth" has been highly criticized by the mothers and fathers of the 43, as well as by international organizations, due to inconsistencies in the narrative and the means used to obtain testimonies, such as torture and other violations of human rights.
But after the arrival of Andrés Manuel López Obrador to the presidency of Mexico, the federal government promised to restart the investigations practically from scratch to find the whereabouts of the students, and in addition, to investigating the former officials who failed in their responsibilities in the case. The investigation is ongoing, international experts have been invited to collaborate in the clarification of the case and arrest warrants have been issued against former officials allegedly involved in the events. But there is still much to do.
In recent months information has emerged that gives it a new twist. The previous government denied it, but the current one has appropriated the phrase repeated almost from day one by the fathers and mothers of the youth of Ayotzinapa, which echoed in the streets and public squares throughout Mexico: “it was the State".
In Mexico in the 1960s, anti-system guerrilla movements were gestated in Mexico, led by people from the Mexican state of Guerrero such as Lucio Cabañas. Cabañas achieved notoriety for his activism and combativeness and was a former professor at the Normal School of Ayotzinapa. He was killed in 1974 in an ambush set up by the Army during the "Dirty War" in Mexico, which put in place political and militaristic repression measures that began in the 1960s and culminated in the late 1970s. Its goal was to dissolve the political and armed opposition movements against the Mexican State. As a consequence, since then the Mexican State tagged the Ayotzinapa Rural Normal School as a true "hotbed" of potential guerrillas. This vision has changed in the last two years, even when Ayotzinapa students continue to maintain their political activism.
The individualistic makeup of our society kept us indolent and silent for many years when faced with the repression enforced by the police and army against those who dared challenge the system. But the horror of what happened on the tragic night in Iguala shook consciences. We left behind our indolence and fear of public demonstration. The country emerged with empathy for the families of the disappeared, fathers and mothers revealing their pain and their struggle to know the truth and find justice for their children.
Memory is the only effective antidote to forgetting. We need memory about what happened in Mexico: memory of forced disappearances, torture, murders. Remembering is essential to avoid repeating the mistakes of the past. But memory also requires justice, the justice that makes visible what remains hidden, that points out those who are responsibles, that explains the reasons, that exposes complicity. Justice that dignifies and humanizes those who have been victims, justice that must give us back the disappeared.
Mexico is going through a crucial stage in its history. Mexico is not the same after what happened in Iguala. As a society we have the possibility to act critically and with knowledge in the face of reality to turn it into something much better. This is our moment. We can and must change.
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por Hortensia Azucena Picos Lee
Editora de recursos en español, BPFNA-Bautistas por la Paz
Este 26 de septiembre de 2020 se cumplieron seis años de aquella trágica noche en Iguala, Guerrero, México, que marcó al país y conmocionó al mundo: la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa. En un aniversario más de aquel hecho triste que conmocionó a propios y extraños en cuanto fue dado a conocer, y lo sigue haciendo seis años después, vale la pena recordar y reflexionar sobre lo ocurrido en esa trágica noche.
De acuerdo con las investigaciones de la extinta agencia del Estado mexicano encargada de investigar y perseguir los delitos del orden federal, la Procuraduría General de la República (PGR), dirigida aquel año de 2014 por Jesús Murillo Karam, la caravana de normalistas que se dirigían a Iguala para participar en su tradicional marcha del 2 de octubre, fue interceptada por policías municipales, quienes los entregaron al grupo criminal llamado Guerreros Unidos.
Dicho cártel presuntamente confundió a los estudiantes con miembros de Los Rojos, grupo delincuencial rival, por lo que los asesinaron y quemaron en un vertedero de basura en Cocula, arrojando sus restos al río San Juan.
Esta versión oficial de los hechos fue llamada “La Verdad Histórica” por el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018). Sin embargo, hasta la fecha esta “verdad histórica” ha sido muy criticada por las madres y padres de los 43, así como por organismos internacionales, debido a las inconsistencias en la narrativa y los medios usados para conseguir testimonios, como la tortura y otras violaciones a los derechos humanos.
Pero tras la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, el gobierno federal se comprometió a reiniciar las indagatorias prácticamente desde cero para dar con el paradero de los estudiantes, además de investigar a los exfuncionarios que incumplieron en sus responsabilidades en el caso. La investigación sigue en curso, expertos internacionales han sido invitados para colaborar en el esclarecimiento del caso y han sido giradas órdenes de aprehensión contra exfuncionarios presuntamente implicados en los hechos. Pero aún falta mucho por hacer.
El caso cumple seis años y en los últimos meses ha surgido información que le da un nuevo giro. El gobierno anterior la negaba, pero el actual ha tomado como suya la frase que repitieron casi desde el primer día los padres y madres de los jóvenes de Ayotzinapa, que terminó por resonar en las calles y en las plazas públicas de todo México: “fue el Estado”.
Es una larga historia, pero tratando de resumirla puedo decir que en los años 60 del siglo pasado se gestaron en México movimientos guerrilleros antisistema liderados por gente del estado mexicano de Guerrero como Lucio Cabañas, quien alcanzó notoriedad por su activismo y combatividad y fue formado como profesor en la Escuela Normal de Ayotzinapa. Lucio Cabañas murió en 1974 en una emboscada que le tendió el Ejército durante la "Guerra Sucia” en México, como se le conoció un conjunto de medidas de represión militar y política que iniciaron en los años 60 y culminaron a finales de los 70, instrumentadas para disolver a los movimientos de oposición política y armada contra el Estado mexicano. Como consecuencia, desde entonces la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa fue puesta en la mira del Estado como un auténtico “semillero” de potenciales guerrilleros. Esta visión ha cambiado en los últimos dos años aún cuando los estudiantes de Ayotzinapa siguen manteniendo vigente su activismo político.
La conformación individualista de nuestra sociedad nos mantuvo durante muchos años en la indolencia y en el silencio frente a acontecimientos terribles de represión policial y del Ejército contra quienes osaban desafiar al sistema. Pero el horror ante lo sucedido la trágica noche de Iguala sacudió las conciencias, dejó atrás la indolencia y el temor a la manifestación pública. Ha aparecido por doquier la empatía con las familias de los desaparecidos, padres y madres que convocan, desvelando con sus palabras sentidas y precisas su dolor y su lucha para conocer la verdad y encontrar justicia para sus hijos.
La memoria es el único antídoto efectivo contra el olvido. Necesitamos memoria sobre lo acontecido en México: memoria de las desapariciones forzadas, de la tortura, de los asesinatos. Recordar es imprescindible para no repetir los errores del pasado. Pero la memoria también precisa justicia, la justicia que hace visible lo que permanece oculto, la que señala responsables, la que explica el por qué, la que expone la complicidad. La justicia que dignifica y que vuelve humanas a quienes han sido víctimas, la justicia que debe devolvernos a las personas ausentes, porque las personas desaparecidas nos hacen falta.
México vive una etapa crucial en su historia. México no es el mismo después de lo acontecido en Iguala. Como sociedad tenemos la posibilidad de actuar críticamente y con conocimiento frente a la realidad para convertirla en algo mucho mejor. Es nuestro momento. Podemos y debemos cambiar.
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With information from infobae.com and animalpolitico.com.
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Con información de infobae.com y animalpolitico.com.
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