Salsa and Solidarity • Salsa y Solidaridad
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by Beth Jackson-Jordan
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por Beth Jackson-Jordan
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For me, this year’s Bautistas por la Paz (Baptists for Peace) summer Peace Camp was a deeply renewing experience. In daily Bible Studies, theologian Dr. Elsa Tamez led us through the book of James, reminding us that faith without the solidarity of love is not authentic. In a workshop, I learned about the work of Olga Alvarado, a Mexican activist who leads an ecumenical outreach to migrants traveling to or returning from the US border. She reflected, “We think at first that we humanize and give them dignity, but really they humanize us because they help us acknowledge our vulnerability”. In another moving workshop, Dalia Juárez, Eleazaar Encino, and Aurelia Jimenez, leaders from the Seminario Intercultural Mayense, (Mayan Intercultural Seminary) in Chiapas, Mexico, described their work providing theological training and empowerment for indigenous people still fighting for dignity and freedom within Mexico.
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Para mí, este año el Campamento de Paz de verano de Bautistas por la Paz fue una experiencia profundamente renovadora. En los Estudios Bíblicos diarios, la teóloga Elsa Tamez nos guió a través del libro de Santiago, recordándonos que la fe sin la solidaridad del amor no es auténtica. En un taller aprendí sobre el trabajo de Olga Alvarado, una activista mexicana que dirige un acercamiento ecuménico a los migrantes que viajan a la frontera de Estados Unidos o regresan de ella. Reflexionó: "Pensamos primero que nos humanizamos y les damos dignidad, pero realmente nos humanizan porque nos ayudan a reconocer nuestra vulnerabilidad". En otro taller en movimiento, Dalia Juárez, Eleazar Encino y Aurelia Jiménez, los líderes del Seminario Intercultural Mayense en Chiapas, México, describieron su trabajo dando capacitación teológica y empoderamiento a las y los indígenas que todavía luchan por la dignidad y la libertad dentro de México.
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Perhaps my most moving moment happened in a workshop on conflict resolution. A Mexican pastor described her first few weeks as a new pastor in a community where many people work to harvest sugar cane. Workers first burn the fields and then walk through to collect the stalks, which leaves them covered in ashes and dirt. In her first service, the pastor noticed that none of the sugar cane workers were in attendance. When she visited with them the following week, they told her that because of their dirty, ash-covered clothing, they didn’t feel welcomed in church. The next Sunday, the pastor showed up for church, dirty and covered in ashes. She walked up to the pulpit and led the service, clothed as one of the sugar cane workers. This act of solidarity had more impact than any sermon ever could. Word of her surprising act spread and the next week, the congregation was filled with sugar cane workers as well as original members who welcomed them.
Held in Misión Mazahua, a lovely rural retreat setting outside of Mexico City, the theme for this year’s Peace Camp was ‘Clothing each other in Hope’. This theme was beautifully interpreted in the chorus of a song composed especially for this gathering: “Tu nos llamas a abrir los brazos, desde rincones sin dignidad, a arropornos con esperanza, retazos de amor: solidaridad.” (You are calling us to embrace life, from the corners of dignity, clothing each other with hope and faith, pieces of love: solidarity.)
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Tal vez mi momento más emotivo ocurrió en un taller sobre resolución de conflictos. Una pastora mexicana describió sus primeras semanas como una nueva pastora en una comunidad donde mucha gente trabaja para cosechar caña de azúcar. Los trabajadores primero queman los campos y entonces caminan a través para recoger los tallos, que los deja cubiertos con cenizas y suciedad. En su primer servicio, la pastora notó que ninguno de los trabajadores de la caña de azúcar estaba presente. Cuando ella departió con ellos la semana siguiente le dijeron que, debido a su ropa sucia y cubierta de ceniza, no se sentían bienvenidos en la iglesia. El siguiente domingo la pastora se presentó a la iglesia sucia y cubierta de cenizas. Subió al púlpito y dirigió el servicio, vestida como una de las obreras de la caña de azúcar. Este acto de solidaridad tuvo más impacto que cualquier sermón jamás podría tener. La noticia de su acto sorprendente se extendió y la semana siguiente la congregación estaba llena de trabajadores de la caña de azúcar, así como de los miembros originales que les dieron la bienvenida.
Realizado en la Misión Mazahua, un precioso refugio rural fuera de la Ciudad de México, el tema para el Campamento de Paz de este año fue 'Arropándonos con Esperanza'. Este tema fue bellamente interpretado en el coro de una canción compuesta especialmente para esta reunión: "Tú nos llamas a abrir los brazos, desde rincones sin dignidad, a arroparnos con esperanza, retazos de amor: solidaridad."
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This was a historic gathering of Baptists from North, Central and South America and the Caribbean all committed to the work of peace and justice in our various contexts as people of faith. It was transformative week of living, learning and worshiping together despite differences of language and culture. The planning and leadership was provided by a talented group of Baptist leaders from across Mexico, Central, and South America. All services and workshops were conducted in Spanish with interpreters provided for the non-Spanish speaking attendees. It was an immersion experience for many participants coming from the North. We were immersed into the language, food, community and spirituality of Latin culture. We were invited to consider faith through the lens of a culture that values ‘we’ over ‘I’.
Worship leaders Gerardo Oberman and Horacio Vivares, (co-founders of Red Crearte, a Latin American liturgical network), encouraged us to transcend the barriers of language through the use of images, rituals and music. Their worship style focused on collaboration – all who wanted to participate were included, regardless of the level of musical expertise. Passion and meaning flowed through every service with worshipers frequently on their feet moving to the Latin music.
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Esta fue una reunión histórica de bautistas de América del Norte, Central, del Sur y el Caribe, comprometidos y comprometidas con el trabajo de paz y justicia en nuestros diversos contextos como personas de fe. Fue semana fue transformadora en cuanto a vivir, aprender y adorar juntos a pesar de las diferencias de idioma y cultura. La planificación y el liderazgo fueron proporcionados por un talentoso grupo de líderes bautistas de todo México, Centro y Sudamérica. Todos los servicios y talleres se realizaron en español con intérpretes proporcionados para los participantes no hispanohablantes. Fue una experiencia de inmersión para muchos participantes procedentes del Norte. Nos sumergimos en el lenguaje, la comida, la comunidad y la espiritualidad de la cultura latina. Nos invitaron a considerar la fe a través de la lente de una cultura que valora el "nosotros" sobre el "yo".
Los líderes de adoración Gerardo Oberman y Horacio Vivares (co-fundadores de Red Crearte) nos animaron a trascender las barreras del lenguaje a través del uso de imágenes, rituales y música. Su estilo de adoración se centró en la colaboración; todas y todos los que querían participar fueron incluidos, independientemente del nivel de experiencia musical. La pasión y el significado fluían a través de cada servicio, con los adoradores con frecuencia en sus pies que se movían con la música latina.
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The final night of Peace Camp concluded with a fiesta. Participants feasted on traditional Mexican food followed by music and salsa dancing. Young and old, expert dancers and beginners, Spanish speakers and English speakers - all shared the floor and celebrated the gift of connection and friendship. United by our faith and a common commitment to the work of peace and justice that crosses all boundaries, we joyfully shared in a night of salsa and solidarity.
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La última noche del Campamento de Paz concluyó con una fiesta. Las y los participantes festejaron con comida tradicional mexicana seguida de música y baile de salsa. Jóvenes y viejos, bailarines expertos y principiantes, hispanohablantes y angloparlantes - todos compartieron la palabra y celebraron el don de la conexión y la amistad. Unidos y unidas por nuestra fe y un compromiso común con la obra de paz y justicia que cruza todas las fronteras, compartimos alegremente en una noche de salsa y solidaridad.
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