A Time to Fear and A Time to Trust • Un Tiempo para Temer y un Tiempo para Confiar
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by Doris Garcia Rivera
FEAR
As many states in the US, Puerto Rico is on lockdown. Our governor Wanda Vazquez, imposed a curfew “toque de queda” from 9 pm to 5 am that will last until March 30 ordering most businesses to shut down. We are limited from going out even during the day. Many places and events are closed and canceled including schools, clubs, stores, malls, gyms, bars, shopping malls and movie theaters. All public gatherings are prohibited and churches canceled their worships services. Thirty-one coronavirus cases have been confirmed in Puerto Rico so far, yet more are suspected. As one-fifth of Puerto Rico’s 3.2 million people are 65 or older, fear that the system will collapse is not unfounded. We continue struggling after Hurricane Maria. Our health system is not ready to face this crisis. Plus, we are still dealing with the aftermath of earthquakes that sent thousands of fearful people to sleep outdoors.
We fear. Fear of becoming sick, fear of pain, fear of not finding food, fear of losing our savings and investments, fear of losing our jobs, fear of becoming homeless, fear of losing our parents, fear of losing our loved ones. We fear. Fear that the health system will collapse, fear that medications will run short, fear that this crisis will get worse. We fear because we were not prepared. But a deeper, bottomless fear overcomes us because we know we have no control.
Men are only a vapor; exalted men, an illusion. Weighed in the scales, they go up; together they are less than a vapor. Psalm 62:9 HCSB
A small, invisible and previously unknown virus has overturned our lives in ways we never dreamed. It took away our certainties, our securities, our routines and our future. We realize our control is only an illusion, a mirage. It is now when we should stop to reflect on how little control we actually have and how much we need others. It is now that we realize the extensive, interconnected networks that allow healthcare and other services to be accessible and affordable to some while many others rely only on their faith.
A small, invisible and previously unknown virus has reminded us that while we believe we are at the top of creation, we truly are just part of an extensive, complex, interconnected and invisible web with the earth just like all other living beings. Much of this epidemic relates to the unjust ways we live and our imbalanced relationship to creation and to one another. We should be humbled before this.
TRUST
God is our refuge and strength, an ever-present help in trouble. Therefore, we will not fear, though the earth give way and the mountains fall into the heart of the sea. . . Be still and know that I am God. Psalm 46:1-2,10. NIV
This word is hope. It is a word that goes far beyond our time and becomes a stronghold and anchor. It is within the realm of faith and wisdom that we can face this crisis. The Bible reminds us that the Spirit still moves amidst chaotic times and events, seeking balance. God’s wisdom knitted the very fabric of the universe making it balanced, whole, complete, harmoniously interconnected and related. But now that God’s creation is out of balance, our inner spiritual self yearns for security and hope. Our Lord encounters us and is present in our most intimate spaces to embrace us, to shelter us and cast out our fears for we are much loved! And while it is important to follow the directives from our respective governments –– social distancing, staying at home, washing our hands, trying to keep the most vulnerable from becoming sick and hoping to avoid overburdening our healthcare systems –– know that everything is in the hands of our Lord and Savior.
My friends, in this time and in this historical moment, our faith can make a difference for we are stronger when we connect, we become community when we care, we are family when we belong.
We are still the Body of Christ and we are Peacemakers! Let our faith become sanctuary.
As a Peacemaker, call those whom you know may be fearful and stressed. Send texts, pictures and notes of cheer. Video yourself singing, reading the Bible or a poem. Support your local small businesses. If someone you know needs food or medicine, do what you can without putting yourself and others at risk. Welcome this time with your family as a time of Divine Grace and make the most of it! Be creative! Play, sing, dance, share family stories, exercise together! Do reach out and express love.
For those who lose loved ones to the Coronavirus, know that the Baptist Peace Fellowship prays for you and your families. We pray that the bonds keeping you from despair amidst your pain become stronger. We pray that you and your family find solace in the strength of your faith. We extend our thoughts of love to you.
For those fighting on the front line of this epidemic and others who may be exposed to the virus because of their jobs we hold you all in our prayers. Know that we admire your courage. We value and cherish your commitment as we place our trust and lives in your hands.
And while we let our common sense and knowledge become a shield,
let our love become a stronghold that casts out fear
for we are together and Christ is among us!
Embracing you in prayer and “buena vibra”.
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por Doris Garcia Rivera
MIEDO
Como muchos estados en los EE. UU., Puerto Rico está encerrado. Nuestra gobernadora Wanda Vázquez, impuso un "toque de queda" de 9 pm a 5 am que durará hasta el 30 de marzo, ordenando el cierre de la mayoría de las empresas y comercios. Tenemos limitaciones para salir incluso durante el día. Muchos lugares y eventos están cerrados y cancelados, incluidas escuelas, clubes, tiendas, gimnasios, bares, centros comerciales y cines. Todas las reuniones públicas están prohibidas y las iglesias cancelaron sus servicios de adoración. Hasta el momento se han confirmado 31 casos de coronavirus en Puerto Rico, pero se sospecha que hay más. Como una quinta parte de los 3,2 millones de personas de Puerto Rico tienen 65 años o más y el temor de que el sistema de salud colapse no es infundado. Seguimos luchando después del huracán María. Nuestro sistema de salud no está listo para enfrentar esta crisis. Además, todavía estamos lidiando con las secuelas de los terremotos que enviaron a miles de personas temerosas a dormir al aire libre.
Tenemos miedo. Miedo a enfermarnos, miedo al dolor, miedo a no encontrar comida, miedo a perder nuestros ahorros e inversiones, miedo a perder nuestros trabajos, miedo a quedarnos sin hogar, miedo a perder a nuestros padres, miedo a perder a nuestros seres queridos. Tenemos miedo. Miedo que el sistema de salud se derrumbe, miedo que los medicamentos se agoten, miedo que esta crisis empeore. Tememos porque no estábamos preparados. Pero un miedo más profundo e insondable nos vence porque sabemos que no tenemos control.
Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón. Pesándolos a todos igualmente en l a balanza, serán menos que nada. Salmo 62: 9 RVR
Un virus pequeño, invisible y previamente desconocido ha volcado nuestras vidas de una manera que nunca soñamos. Nos quitó nuestras certezas, nuestros valores, nuestras rutinas y nuestro futuro. Nos damos cuenta de que nuestro control es solo una ilusión, un espejismo. Es ahora cuando debemos detenernos para reflexionar sobre el poco control que realmente tenemos y cuánto necesitamos a los demás. Es ahora cuando nos damos cuenta de las enormes y extensas redes de naciones, personas, sistemas económicos, negocios, educación, producción, edificios, etc., que nos interconecta y nos acerca a la atención médica que necesitamos. Accesible y asequible para algunos de nosotros. Sin embargo, muchos otros solo tienen su fe.
Un virus pequeño, invisible y previamente desconocido nos ha recordado que si bien creemos que estamos en la cima de la creación, realmente somos parte de una red extensa, compleja, interconectada e invisible con la Tierra, como todos los demás seres vivos. Gran parte de esta epidemia se relaciona con las formas injustas en las que vivimos y usamos la tierra. En nuestra desequilibrada relación entre nosotros y con la creación. Debemos ser humildes ante esta realidad.
CONFIAR
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar. . . Estad quietos y conoced que yo soy Dios. Salmo 46: 1-2,10. RVR
Esta palabra es esperanza. Es una palabra que va mucho más allá de nuestro tiempo y se convierte en fortaleza y ancla. Es dentro del ámbito de la fe y la sabiduría que podemos enfrentar esta crisis. La Biblia nos recuerda que el Espíritu todavía se mueve en medio de tiempos y eventos caóticos, buscando el equilibrio. La sabiduría de Dios entrelazó el tejido mismo del universo, haciéndolo equilibrado, completo, armoniosamente interconectado y relacionado. Pero ahora que la creación de Dios está fuera de balance, nuestro ser espiritual interior anhela seguridad y esperanza. ¡Nuestro Señor nos encuentra y está presente en nuestros espacios más íntimos para abrazarnos, protegernos y expulsar nuestros temores porque somos muy amados! Y si bien es importante seguir las directivas de nuestros respectivos gobiernos–– distanciamiento social, quedarse en casa, lavarnos las manos, tratar de evitar que los más vulnerables se enfermen y con la esperanza de evitar sobrecargar nuestros sistemas de atención médica– sabemos que todo está en las manos de nuestro Señor y Salvador.
Mis amigos, en este momento histórico, nuestra fe puede marcar la diferencia porque somos más fuertes cuando nos conectamos, nos convertimos en una comunidad cuando nos preocupamos, somos una familia cuando pertenecemos.
¡Todavía somos el Cuerpo de Cristo y somos pacificadores! Que nuestra fe se convierta en santuario.
Como pacificador, proponga llamar a aquellos que pueden estar temerosos y estresados. Envíe textos, fotos y notas de alegría. Grábese cantando, leyendo la Biblia o declamando poemas. Apoye a sus pequeñas empresas locales. Si alguien que usted conoce necesita alimentos o medicinas, haga lo que pueda sin ponerse en riesgo ni a usted ni a otros. ¡Reciba este tiempo con su familia como un tiempo de Gracia Divina y aprovéchelo al máximo! ¡Sea creativo! ¡Juegue, cante, baile, comparta historias familiares, hagan ejercicio juntos! Extiende tu corazón y expresa amor.
Para aquellos que perdieron a sus seres queridos por el Coronavirus, sepan que la familia de los Bautistas por la Paz, oran por ustedes y sus familias. Oramos para que los lazos de amor que les alejan de la desesperación en medio de su dolor se hagan fuertes. Oramos para que usted y su familia encuentren consuelo en la fuerza de su fe. Les extendemos nuestros pensamientos de amor.
Para aquellos que luchan al frente de esta epidemia, los profesionales de la salud y el personal de apoyo, científicos, investigadores, la guardia nacional, etc., y otros expuestos al virus debido a sus trabajos como auxiliares de vuelo, policías, bomberos, paramédicos, cuidado personal y en hogares de ancianos, maestros, cajeros, trabajadores de comida rápida, etc., los presentamos a todos y a todas en nuestras oraciones. Sepan que admiramos su coraje. Valoramos y apreciamos su compromiso con la vida y confiamos en sus manos nuestras vidas y las de nuestras familias.
Y mientras dejamos que nuestro sentido común y conocimiento se conviertan en escudo,
deja que el amor se convierta en fortaleza que arroje el miedo afuera
¡porque estamos juntos y Cristo está entre nosotros!
Abrazándoles en oración y en "buena vibra”.
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