Now we must be agents of the Kingdom of God • Ahora debemos ser agentes de su Reino, el Reino de Dios

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by Asaf Vera

I remember at this last Summer Conference, celebrated here in Mexico, we were asked  questions about what guided our faith, which generated an urgent reflection on my faith since it was not a common question and made it difficult for me to find the answer. That was one of the great rhetorical teachings from this last Peace Camp.

September 19, 2017, an ordinary day, where my plans were to do homework because at the weekend I would travel to my hometown to celebrate the marriage union of a great friend. I remember that I woke up, had breakfast, went to the seminary, greeted everyone happily as I usually do, and as soon as I got to the Baptist Seminary office, the seismic alarm began to sound, to which the Rector told me to reassure myself because it was only a warning. Later, after returning to normal, I began to do homework, and at 1 o'clock in the morning for 14 minutes a horrible shake was felt. I immediately left the seminary, and as I went down the stairs, I remember what felt like thunder in the structure of the building. It was horrible. Immediately I contacted my family in Ensenada. I told them that I was well, but the first news I heard was that the building that is attached to my Hebrew teacher's house had collapsed, at which point I said: This is chaos.

Immediately I went to find my pastors, from whom I received a strong and warm hug, and we began to talk about the feelings, emotions during the earthquake. Then I went home to see the news, and if, indeed, it was chaos. The traffic worsened by the minute. In the street only sirens from ambulances and fire trucks were heard, and you could see from the windows people running, mothers and parents crying because they knew nothing of their sons and daughters with the cellular signal weakened. Immediately the videos began to circulate on social networks where it was shocking to see collapsed buildings, people disappeared, fires, and many other terrible things.

And this is where the question arises: Where is God? God was present through the Mexican people who immediately went out to the street to remove debris, prepared meals for the rescuers, who raised fists to hear a sign of life, who applauded when  someone alive was pulled out among the rubble, who offered their professional services to help, who opened their apartments as a shelter. Yes, God was present in the chaos.

And the church? Although the people responded quickly to the disaster, that commitment of the people was in the short-term. But, people of God, our commitment must be maintained for all of our lives. For us, the Christian Being meant (and means) to provide our services, open our communities as a shelter, receive and manage financial resources, always offer our hearts of solidarity, smile as a sign of hope to all affected, to work on a reconstruction project, etc. To this day, God's people are holding on with the firm hope that Peace and the wellbeing of every person should be our goal. And this is what guides my faith. We cannot continue to be spectators on this earth. Now we must be agents of the Kingdom of God. 

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por Asaf Vera

Recuerdo que en este último campamento de Verano, celebrado aquí en México, se nos hizo la pregunta sobre cuáles eran los asuntos que guiaban nuestra Fe, la cual, generó en mí una urgente reflexión sobre mi Fe, ya que no era una pregunta común, y eso me complicaba encontrar la respuesta. Esa fue una de las grandes enseñanzas  retoricas que me dejo este último campamento.

19 de septiembre de 2017, un día común y corriente, donde mis planes eran hacer tarea todo el día y terminar unos pendientes ya que el fin de semana viajaría a mi tierra natal para celebrar con una gran amiga, su unión matrimonial. Recuerdo que me desperté, desayuné, me fui al Seminario, salude a todos alegremente, como comúnmente lo hago, y en cuanto llegué a la oficina del Seminario Bautista, comenzó a sonar la alarma sísmica, a lo que el rector me dijo que me tranquilizara pues solo era un simulacro. Más tarde, después de haber regresado todos a la normalidad, comencé a hacer tarea para que a las 13 horas con 14 minutos, se sienta una sacudida horrible, donde inmediatamente salí del seminario, y mientras bajaba las escaleras recuerdo que se sentía como tronaba la estructura del edificio, fue algo horrible. Inmediatamente me comuniqué con mi familia en Ensenada, avisé que me encontraba bien, pero la primera noticia que escuche fue que el edificio que está pegado a la casa de mi maestro de hebreo había colapsado, en ese momento fue que dije: Esto es un caos.

Inmediatamente fui a buscar a mi Pastora, de la que recibí un fuerte y cálido abrazo, y comenzamos a platicar de los sentimientos, emociones durante el sismo, para después irnos a su casa a ver las noticias, y si, efectivamente, era un caos. El tráfico se agravió a los minutos, en la calle solo se escuchaban sirenas de patrullas, ambulancias y bomberos, y podías visualizar desde la ventana gente corriendo, madres y padres llorando porque no sabían nada de sus hijos e hijas, la señal de celular saturada. De inmediato empezaron a circular los videos en las redes sociales, donde era impactante ver edificios colapsados, gente desaparecida, incendios, y muchas otras cosas terribles.

Y aquí es donde surge la pregunta ¿Dónde está Dios? Dios estuvo presente a través del pueblo mexicano que de inmediato salió a la calle a remover escombros, que preparó comidas para los rescatistas, que levantó el puño para escuchar una señal de vida, que aplaudió al momento de sacar a alguien vivo entre los escombros, que ofreció sus servicios profesionales para ayudar, que abrió sus departamentos como albergue, sí, Dios estuvo presente en el caos.

¿Y la iglesia? Si bien, el pueblo respondió de manera rápida ante el desastre, dejando atrás cualquier inconveniente para dar lugar a su compromiso social, ese compromiso del pueblo fue a corto plazo, pero como pueblo de Dios este compromiso social se debe mantener y no solo a corto, mediano y largo plazo, sino de toda la vida. Para nosotrxs, el Ser Cristiano significó (y significa) prestar nuestros servicios, abrir nuestras comunidades como albergue, recibir y administrar recursos financieros, ofrecer siempre nuestros corazones solidarios, sonreír como una muestra de esperanza a todas y todos los afectados, levantar medidas de casas para trabajar un proyecto de reconstrucción, etc. 

Para el día de hoy, el pueblo de Dios se mantiene con la esperanza firme de que la Paz y el bienestar de toda persona debe ser nuestro objetivo. Y este es el asunto que guía mi Fe. No podemos seguir siendo espectadores en esta tierra, sino que ahora debemos ser agentes de su Reino, el Reino de Dios.

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The following report is from Asaf Vera Baltodano, member of Shalom Baptist Church, student at the Baptist Seminary in Mexico City, and the most recent Youth and Young Adult (TYAYA) representative on the BPFNA-Bautistas por la Paz board of directors

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El siguiente informe es de Asaf Vera Baltodano, miembro de la Iglesia Bautista Shalom, estudiante en el Seminario Bautista en la Ciudad de México, y el representante más reciente de Jóvenes y Jóvenes Adultos (TYAYA) en la junta directiva de BPFNA-Bautistas por la Paz.

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